miércoles, 9 de octubre de 2013

Create mainstream market



Es muy comentado entre mis amigos humanos que superan la treintena que el mainstream antes molaba y que hasta la cultura popular o incluso populachera, si no de mucha calidad, era al menos divertida. No me creo todo lo que me dicen y menos de alguien que habla de mainstream que es una palabra que ya tiene cierto tufo a elitismo hipster. Si ya…hipster también es un palabro que usan los modernos para referirse a otros modernos muchos de los cuales son modernos precisamente por añorar y reutilizar lo antiguo (vintage en modernil).

Como digo, no me acababa de fiar de estos amigos que no hay más que echar un ojo a su ropa para intuir que en su tierna infancia querían ser como Kevin (Aquellos maravillosos años) y en su tierna juventud como Toni (Cuéntame). Sospechaba yo que pudiera más su amor por la añoranza, por el hecho mismo de añorar y no por lo añorado, que su objetividad. Así que decidí sacrificar el valioso tiempo que dedico al secado de mis uñas y me adentré en el archivo audiovisual babilónico de nuestros días, youtube.

Vino a mi memoria un magazine televisivo pionero de la prensa rosa en formato audiovisual del que me habían hablado los hipsters amantes del vintage que odian el mainstream, “Bla bla bla” y efectivamente quedé maravillada. Dudo mucho que algo así pudiera ocupar hoy el espacio primetime de los hoy llamados programas de cotilleo. Para muestra una intro.



Qué imágenes, que preguntas, que respuestas, que impecables guiones irónicos y picantes sin caer en lo soez y, sobre todo, ¡qué personajes!. Hay que tener mucho ingenio para mezclar travestis, actores de renombre, punkies y personajes de la alta sociedad con esta elegante armonía.

Muchos de ustedes pensarán que esta reflexión adolece de superficialidad y ligereza teniendo en cuenta la gran crisis mundial pero yo veo en esta bajada en la calidad de lo popular no solo un síntoma sino una causa de la decadencia cultural y ética de nuestros tiempos. El café para todos ahora ya no tiene ni pizquita de ese “Colombia” al que muchos cogieron el gusto sin querer mientras merendaban chorizo de pamplona.

Hay una estrategia de marketing basada en crear necesidades más que en detectarlas. Inventar un producto que nadie necesita y luego crear la necesidad con artes de ilusionista. Muy mala fama tiene esta técnica en cuanto al engaño que encierra pero tiene su lado positivo y es esa parte de descubrimiento del gusto de nuevos placeres. En aquellos tiempos quién más quién menos, sabía los nombres de los buenos actores, de los músicos punteros y de las personas que hacían cosas más allá de ser televisivos.

Mi duda es si eso no es un proceso premeditado de aborregamiento perpetrado por oscuras fuerzas malignas o si esta bajada de calidad y variedad es consecuencia de una falta generalizada de talento o de interés del público. Si es que conviene a las élites económicas, culturales o gubernamentales que el pueblo llano siga cogiéndole el gusto a lo vulgar y no clame por la excelencia o es que el virus de la pereza mental se ha extendido entre la plebe.
Al igual que la comida rápida es adictiva por su fácil deglución pero carece de nutrientes que propicien un organismo fuerte y saludable me da por pensar si esto no corresponde a una estrategia de debilitación intelectual para crear una masa dócil. Pero oigan ustedes, yo soy una muñeca sin personalidad y a lo mejor he sido abducida por los hipsters elitistas que aman el vintage y odian el maiesteam.

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